domingo, 21 de octubre de 2012


Y en su último Giro, en 1956, protagonizó la fotografía que quizás mejor simboliza la época heroica del ciclismo: 
con la clavícula rota fue capaz de terminar la carrera atando una cuerda al manillar que mordía fuerte 
tanto para aguantar el dolor como para guiar la bicicleta y tomar impulso hasta la eternidad.



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